lunes, 7 de abril de 2014

El club de los desahuciados, representando el deterioro humano

El mito de que una película con un buen arte es aquella que luce agradable visualmente para todo el público, ha sido derrumbado desde hace mucho tiempo. Un excelente arte es aquel que logra introducir al público al contexto de la historia, y que además desarrolla sus propio lenguaje representativo trabajando de la mano con el equipo de fotografía.

El caso de “El club de los desahuciados” (Dallas Buyers Club, 2013), debe ser complicado para esos amantes de lo bello y lo puro en el cine, porque crea un coctel narrativo que combina drogadicción, alcoholismo, homosexualidad y crisis sanitaria; que es escenificado con un tratamiento audiovisual consciente del tema a tratar.

La palidez traducida como la falta de color y vida, es un sinónimo de muerte o de mala salud. Es por eso que como parte de la propuesta fotográfica de la cinta, se manejaron bajos contrastes que transportaran al espectador a ese mundo de decadencia sanitaria que se desarrolla en la historia. Acá no se trata de hacer un universo oscuro como sucede en las películas de cine negro, donde se maneja el claro oscuro. En este caso lo que quieren es darnos a entender que esta historia sucede a plena luz del día.

Los dos personajes principales tiene elementos de atrezo y de color que los caracterizan. Por un lado, Ron Woodroof (Mathew McConaughey) suele llevar camisetas blancas y pantalones vaqueros, símbolo infalible de la cultura norteamericana. En ocasiones también usa gafas y sombreros de vaquero. Todo esto como indicador de que es un ciudadano promedio, alguien común y corriente, dispuesto a luchar por su destino. El personaje de Rayon (Jared Leto) se identifica por su debilidad. Es extremadamente delgado, y se viste con colores morados. Un elemento de su atrezo es una pañoleta con puntos púrpuras, que automáticamente se relacionan con las aquellos brotes causados por el SIDA.

La historia es contada a modo de bitácora, lo cuál le da un estilo periodístico similar al de la crónica. El montaje es otro elemento usado de manera magistral; lo único lamentable, es el flashback de cuando Ron le roba a la doctora unas autorizaciones médicas. Además de ser innecesario, se sale del contexto progresivo que se había desarrollado. Por otro lado los efectos sonoros se caracterizan por ser muy psicológicos, como si de cierta forma, fuesen escuchados sólo por los personajes; algo que sirve para que el espectador se sienta inmerso en la cinta y se relacione con los personajes.


“El Club de los desahuciados” logra interiorizar al espectador al contexto de la historia, y además se adapta a un estilo periodístico que cuenta con detalle los hechos sucedidos en la realidad. Además de ser un drama, es un documento que informa acerca de un problema sanitario, causado principalmente por el desinterés, la corrupción y la ambición de ciertos sectores políticos. Su tratamiento audiovisual combinado con su excelente guión, firman un resultado muy original.

1 comentario:

  1. Es bien interesante como en la pelicula se caen varios supuestos y concepciones de la sociedad errados como el machismo y la homofobia.

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