miércoles, 11 de diciembre de 2013

Justicia para todos, hora de reírse de la corrupción

La búsqueda de la justicia es uno de los temas más utilizados a la hora de contar historias. Primero porque es un asunto repleto de drama  y segundo porque que es un método práctico para hacer críticas a la burocracia o incluso a la misma sociedad. Además puede ser vista desde múltiples perspectivas, lo cual la convierte en un blanco de discordia donde es muy difícil encontrar un punto de equilibrio que satisfaga a todas las partes.

Fritz Lang terminó dos de sus películas más conocidas, apelando al uso de juicios que no sólo buscaban cambios en la política, sino que también en la comunidad. Una de ellas fue M, el vampiro de Düsseldorf (1931) y la otra Furia (1936). La primera fue hecha en Alemania, su país de origen. Mientras que la segunda la realizó en Estados Unidos tras ser acogido en Hollywood por MGM, con lo que le dejó una gran responsabilidad a los próximos realizadores que quisiesen tratar el tema.

En 1979 llega la cinta Justicia para todos (And justice for All) para poner a Al Pacino en la piel de Arthur Kirkland, y enaltecerlo entre los mejores actores de la historia. Dirigida por Norman Jewison, la película consiguió dos nominaciones al Oscar; por mejor actor principal y mejor guión original. Esta última, gracias al trabajo de Valerie Curtin y Barry Levinson.

La trama se desarrolla en los tribunales de justicia de Baltimore en los cuales trabaja Arthur Kirkland como abogado defensor. Gracias a él vamos descubriendo las notorias asperezas de la forma como es administrada la justicia, mientras se hace referencia a la forma como la ética personal y la profesional, pueden llegar a enfrentarse cuando se trabaja en una disciplina tan estricta como el derecho.

Por diversos factores la película tiende a recibir críticas o a ser considerada “light” con respecto al temaque trata. Pero la verdad es que está muy bien diseñada de tal modo que no arruine la percepción del espectador que no comprende todos los tecnicismos o lenguaje que suelen utilizar los abogados. Más allá de ser fieles o puristas en ese sentido, la cuestión verdadera de la película está en el drama que se concentra en el tratamiento de los casos de los distintos abogados; que por una u otra razón, han sido afectados por sus obligaciones éticas profesionales, o por las lagunas del sistema de justicia.

Por otro lado, nos ponen en una ciudad que no sólo está muy viva, sino que también parece estar consciente de la historia que en ella se desarrolla. Las conversaciones siempre están acompañadas por los sonidos de los ambientes. Y al mismo tiempo parece que estos sonidos estuvieran colaborando con la creación del drama.

La actuación de Pacino es probablemente una de las mejores de su carrera. En aquel entonces ya se había puesto en la piel de personajes como Frank Sérpico (Serpico, 1973), Michael Corleone (El Padrino), o Sonny Wortzik (Tarde De perros 1975). Y con éste trabajo dejó claro que todavía quedaba mucho por hacer, algo que terminó demostrando con Scarface (1984) años más adelante.

Finalmente hay que decir que cuando la corrupción trata de burlarse descaradamente de nosotros, y los supuestos símbolos más respetados del poder pierden su significado, es cuando podemos decir que “está ocurriendo algo divertido” (There’s something funny going on), como lo dice la canción que cierra la película acompañada de un invaluable gesto de Pacino… Justicia para todos.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Reseña de Zeitgeist:

Si hay un documental que pueda ser sometido a polémicas desde todas las trincheras posibles, ese es “Zeitgeist”, 2007. Empieza hablando acerca de los verdaderos orígenes del catolicismo y la mayoría de religiones occidentales modernas. Luego pasa a hablar de los acontecimientos extraños del 11 de septiembre de 2001[1], y para rematar; hace un repaso muy “light” de economía.

Peter Joseph, el director de esta cinta, tuvo una intención que en principio parece muy noble y entendible. El documental quiere informar al público; explicarle que su poder es enorme y que la única forma de dejar de ser dominado, es por medio del conocimiento de la verdad. Lamentablemente, pese a que empieza siendo muy claro acerca de los orígenes de las distintas religiones alrededor del mundo basándose en fuentes y en evidencias, a medida que avanza los temas que toca dejan de ser tan creíbles por la escases de evidencias o fundamentos palpables.

Ese tratamiento desaliñado y poco comprometido que se le dio a ciertos capítulos, es decepcionante y ha hecho que pase a ser objeto de burla por ciertos sectores de la sociedad. Consiguiendo el efecto contrario al que, en teoría, estaba buscando. Pues hay aficionados que lo siguen y repiten sus líneas de memoria; y otros que lo odian, creyendo que es una desgracia que quiere engañar al público en general.

Sacando cuentas, o haciendo una revisión positiva de éste documental, rescato que pudo mantenerse firme ante temas como la religión y los acontecimientos del 9/11. Y esto nos invita a investigar más acerca de la verdad. Sin embargo, se quedó flojo cuando se tuvo que enfrentar con el tema más complicado e importante de todos: la economía y la supuesta búsqueda de control totalitario.




[1] Fecha en la que el World Trade Center fue derrumbado en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos. Los acontecimientos son recordados por la secuencia numérica 9/11.

domingo, 6 de octubre de 2013

Sangre de cóndor. Cansados de la burla


Recuerdo que la primer vez que iba a ver “El acorazado Potemkin” (1925), un profesor me advirtió que no se responsabilizaba si la cinta despertaba mis aires revolucionarios. Al terminar de verla me sentí impactado. Pero la historia se desarrollaba en un contexto ajeno al mío, razón por la cual no me afligí demasiado. Efecto contrario logró la película boliviana “Yawar Mallku” que traducido del quechua al español significa “Sangre de cóndor”.


El hilo narrativo lo lleva una pareja de hermanos que hacen el papel de héroes. Uno de ellos, Ignacio, vive lejos de la civilización, en una aldea indígena. En cambio Sixto vive en una ciudad, y tiene un trabajo que le da apenas lo suficiente para vivir. Ignacio sufre tras la pérdida de sus tres hijos, los cuales significaban su felicidad y la prolongación de su raza con la tribu. Sixto tiene que lidiar con gente a la que no le agrada; personas que lo ven como una desgracia por sus raíces indígenas.

Ambos están destinados a sufrir antes de ver nacer la chispa de la revolución en su gente. Ignacio reaccionó porque las mujeres de su tribu estaban siendo esterilizadas en el Centro de Maternidad. La gente de su aldea habría permanecido apática de no ser porque las futuras generaciones de su pueblo se verían afectadas por ésta misma razón. Sixto sólo enfrentó a las entidades médicas porque quería salvar a su hermano de la muerte; y gracias a esto recuperó su propio orgullo indígena. Por lo tanto, sin dolor y sufrimiento no hay una reivindicación que avive el sentido de pertenencia de un pueblo.

La diferencia entre ambos hermanos yace en que a Ignacio le interesa mantener a su aldea, cuidarla y hacer que ésta se mantenga por medio de la procreación y la salud.  Mientras que Sixto es más egoísta, se preocupa por sí mismo y hasta siente rechazo hacia su ascendencia indígena.


Sin embargo, los dos son héroes imperfectos como cualquiera de nosotros. También podría decirse que son el prototipo de héroe primitivo pero sabio. No son excesivamente lúcidos ni están en busca de aventuras o conquista de tierras. En vez de eso son víctimas de la opresión y la burla. Y reaccionan al ver el exceso de tormentos que se ven obligados a sufrir. 

jueves, 12 de septiembre de 2013

Río Rojo, hablando con cautela


“Río Rojo” fue estrenada en cines en 1948 bajo la dirección de Howard Hawks, reconocido por sus atmósferas tanto oscuras como pesimistas, y sus personajes ambiguos y testarudos. Hawks fue de los pocos directores de Hollywood que expresaba su inconformidad con el gobierno de forma directa, cosa que en aquella época podría haberle costado no sólo su carrera sino también su vida.

Pese a ser un western, “Río rojo” evidencia el gusto de Hawks hacia el cine negro y las sociedades en decadencia. Es obvio que sus películas previas influyeron en esta historia, que por decirlo de alguna manera, es una evolución de su obra o una transformación de la misma.

En “Scarface”(1.932) –también dirigida por Hawks- el pesimismo era plasmado utilizando la oscura figura del anti-héroe criminal que perjudicaba a la sociedad. Al final este personaje era castigado con la muerte convirtiendo la historia en una tragedia. Sin embargo, en “Río Rojo”, la figura de anti-héroe es vista de otra forma. A Thomas Dunson (John Wayne), el protagonista inicial, le vemos transformándose poco a poco en un hombre obsesivo y controlador, incapaz de administrar con sabiduría el poder. Dunson pierde la credibilidad de sus hombres y pasa de ser un líder a un dictador.

Poco a poco vamos descubriendo que “Río Rojo” es mucho más de lo que se espera de un western común y corriente. La película está cargada de simbolismos y representaciones. La historia de Matt Garth, el hijo adoptivo de Thomas Dunson, tiene un estilo edípico, pero también es el reflejo de la necesidad de las generaciones más jóvenes por expresar sus ideologías.

Howard Hawks jamás se habría limitado a hacer una historia sencilla con los conceptos básicos del western. En vez de eso terminó construyendo una obra maestra que pudo haber tenido un final extraordinario, pero que lamentablemente, por culpa de las políticas de Hollywood, se vio obligada al tan odiado “final feliz”. Se dice que Hawks era un hombre directo y con posturas claras. En  los inter-títulos iniciales “Scarface”(1.932) enviaba un mensaje claro cuestionando las políticas del gobierno respecto a la mafia. Sin embargo en “Río Rojo” al director se le percibe un poco más tranquilo y entregado a la industria cinematográfica.

Pero a Hawks no se le puede reprochar por lo que hizo, hay que entender que la película fue realizada en los Estados Unidos durante la posguerra. En Europa surgían expresivos movimientos como el neorrealismo italiano que era una reacción a la industria cinematográfica propagandística. Los realizadores de dicho movimiento, consideraban que la industria era artificial y falsa porque se enfocaban en mostrar un país bello para venderlo al mundo; olvidando el realismo y los percances de las clases medias y bajas.

Sin embargo, dicho movimiento sólo pudo existir porque la industria cinematográfica  italiana cayó en banca rota durante la segunda guerra mundial, lo que le permitió a los artistas reconstruir y moldear el arte. En Estados Unidos ocurrió lo contrario porque el territorio no sufrió tantas pérdidas durante la guerra. Así que los artistas de Hollywood no tuvieron la misma suerte de los europeos y tuvieron que seguir como la industria lo dictaba.

Los políticos estadounidenses sabían del poder que tenía el cine e hicieron pactos con los principales estudios de Hollywood, en los que obligaban a que todos los directores y miembros de la industria juraran respetar y seguir la constitución política.

Esto le complicaba las cosas a los artistas estadounidenses. Los políticos estaban prevenidos, temían que su país pudiese estar contaminado con comunistas o cualquiera que estuviese en contra de ellos. Incluso el FBI hizo seguimiento a Marilyn Monroe porque, según ellos, tenía una ideología cercana al comunismo. Hasta Charles Chaplin, el director más grande de todos los tiempos, fue exiliado después de estrenar “El gran Dictador”. Los políticos lo consideraron una amenaza y creían que tenía nexos con el comunismo.

Por lo tanto, Howard Hawks y sus colegas debían ser demasiado precavidos cuando hacían sus películas –así como lo fue Shakespeare en su época-, si no querían arriesgar sus carreras y dejar de hacer lo que más amaban. Fue por eso que en Estados Unidos, pese a no a haber cambios radicales en la industria del cine, los directores se enfocaron en mostrar con cautela su falta de fe y sus esperanzas de cambio, con géneros como el cine negro.

¿Será por eso que Howard Hawks tuvo miedo de poner un final demasiado trágico en Río Rojo? ¿Temía que su historia llamara demasiado la atención de los políticos? No lo sabemos, sin embargo en la cinta hay matices de lo que pudo haber sido la ideología de Hawks. Por ejemplo, la idea de ver cómo Matt, el hijo adoptivo de Thomas, es capaz de dominar el poder con más sabiduría y plenitud; podría indicarnos que el director pensaba que los jóvenes debían ser más seguros de si mismos y apostarle a sus nuevas ideas sin miedo a la opresión.

Algunas personas suelen menospreciar el western al considerarlo un género típico de lo americano que sólo se originó por una búsqueda de tener una identidad socio-cultural. También suelen ser subestimarlo por su evidente violencia y agresivos personajes, a los que se les ve como íconos estadounidenses.

Sin embargo hay que ver mucho más allá para encontrar el lado más enriquecedor del género y comprender el por qué de su origen y evolución. A fin de cuentas, fue en éste género donde se camuflaron los grandes directores de la edad dorada de Hollywood para enviar sus mensajes satíricos acerca de la pérdida de valores y esperanza después de la segunda guerra mundial.

Incendios - Reseña


Las comedias y dramas griegos estaban a disposición del pueblo para transmitirle valores universales. Hoy en día el cine también desempeña esta labor, aunque muchas películas suelen dejar el desaire de haber malgastado el tiempo del espectador. Sin embargo existen otras como “Incendios” (2010), que cumplen el propósito que buscaban los griegos, y recuerda cuál es el verdadero sentido de contar historias. Y tampoco es de extrañar que el drama de “Incendios” –dirigida por Denis Villeneuve- se base en una obra teatral hecha por el dramaturgo Wajdi Mouawad, un libanés-canadiense que se graduó de la Escuela Nacional de Teatro de Canadá.

“Incendios” nos muestra una familia que parece estar destinada a sufrir por las consecuencias del conflicto armado en Líbano entre cristianos y musulmanes. Pese a que los personajes en algún momento llegan a estar envueltos en el conflicto e incluso llegan a tomar un bando, lo que los mueve desde el principio es el amor y no sus ideologías religiosas o políticas.

El amor para encontrar a su propio hijo en las situaciones más adversas, es lo que mueve a Nawal, la protagonista. El profundo deseo de tener renombre para que su madre pueda verlo, es la motivación de Nahid, hijo de Nawal. Y la necesidad de conocer el pasado de su madre para poder entenderla mejor, es la razón por la que Jeanne y Simon salen de su cómoda realidad para ir a la tierra en dónde se originaron los sufrimientos del pasado familiar.

De esto se puede deducir que la motivación interna de todos los personajes es conseguir la unión familiar. Todos lo hacen con métodos diferentes: la venganza para hallar sanación; la resignación de haber fallado y la búsqueda del aislamiento; la obligación de un compromiso sagrado; y finalmente, la búsqueda del perdón. Éste último es el que la película muestra como el método apropiado, el único que permite que “se rompan todos los hilos de cólera” y que se alcancé la preciada reconciliación familiar.